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por algún lugar

junio 25, 2007

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De mi casa a San Joaquín es una hora y cuarto, en San Joaquín queda el lugar donde estudio, pero llego a la universidad y no tengo ninguna vinculación con la comuna, ni con los vecinos, ni tengo una idea del carácter de esta comuna.  Creo que esto le ocurre a un porcentaje alto de los que estudian en este campus. Podemos percibir una desaparición de la interacción social en las calles, estas se han transformado en vías de acceso, siempre buscando ser mas expeditas.

Los lugares, lugar como un hecho físico, material, como un espacio que da soporte para experiencias, lugar como espacio para los sentidos han casi desaparecido. Vivimos una transformación de los espacios donde se busca borrar las micro actividades que en el se desarrollan, donde se busca eliminar el murmullo de nuestra ciudad. Para Marc Auge, etnólogo francés, el no-lugar se caracteriza por ser un espacio que busca borrar las marcas de identidad en las personas que se encuentran en él. Son espacios que no nos hablan, que no tienen relación con nosotros. La ciudad contemporánea se caracteriza por el no-lugar, en ella encontramos las carreteras urbanas, los centros comerciales, los aeropuertos. Todos estos se relacionan con el transito, con la desvinculación, con el desarraigo, son espacios donde no reconocemos nuestra identidad. Cabe preguntarnos que es lo que se busca al crear espacios que no responden a nuestras verdaderas necesidades, espacios que no son apropiados a nuestra realidad, que no guardan relación con nuestra historia, o con el emplazamiento de nuestra ciudad, ¿que nos llevo a olvidarnos de la imponente cordillera que rodea nuestra ciudad?. Parece que se nos ha olvidado que crear una ciudad mejor, conduce a una sociedad mejor. Hay una falta de sinceridad con nosotros mismos al no crear lugares que tengan relación con nosotros, al tomar espacios que podrían estar en cualquier lugar del mundo. Ej. El Parque Arauco, cuando estoy en el, tengo la sensación de poder estar en cualquier lugar del mundo, podríamos estar en Arica, San José o ciudad de México, nada, nada en este centro comercial nos vincula con nuestra ciudad.    

 En busca de un Lugar en nuestra ciudad aparece el museo de arte precolombino (ubicado en Bandera con Compañía), esta casa colonial fue reconstruida a principios de los 80 de tal manera que mantuviera un dialogo con los habitantes de nuestra ciudad. Este dialogo es el que le da carácter de Lugar al edificio, el corredor que se toma la vereda y la envuelve, acogiendo a transeúntes, cambiando así el carácter anónimo de los que transitan por el. Esto ocurre por que hay una identificación de lo transeúntes con el edificio, hay una relación histórica del edificio con nuestra ciudad, en el podemos reconocer lo nuestro, lo propio. El edificio que alberga el museo del precolombino ha sido testigo de los cambios sufridos por Santiago y ha respondido a estos. Hasta el año de su reconstrucción el edificio permaneció cerrado, como lugar de permanencia, por que la ciudad así lo requería, al abrir sus portales y funcionar como corredor, el edificio responde al carácter transitorio que ahora posee la ciudad.

Angela

5 comentarios

  1. Me parece que el problema de fondo aquí es que no existe una noción de uso y abuso de los espacios públicos, de apropiarse de la ciudad y re-crearla. Históricamente en Santiago se ha vivido puertas adentro, con el miedo a salir, a usar la ciudad. Nuestro gran monumento histórico, La Moneda, es un ejemplo claro de ello:una fortaleza amurallada. No puede negarse además que todo ello se acentuó con la dictadura, cuando se quebró la vida bohemia, el paseo nocturno por el centro, los domingos familiares. Por algo Santiago se transformó en la ciudad privilegida para el desarrollo de esa arquitectura postmoderna a la que aludía Jameson, enfocada en la vida hacia adentro, y escudándose de su entorno e impidiéndole la vista. Y eso se mantiene hasta hoy, dándose una contradicción súper rara: se crean «boulevards» en los malls donde se imita la vida urbana, hay terrazas y otras cosas, pero todo dentro de los muros del mall, puertas adentro, en ese mundo tan Kitsch, pretensioso y mentiroso del mall chileno. Interesante tu entrada…


  2. Entiendo toda tu crítica a estos nuevos espacios desconectados pero a su vez globalizados, que nos hacen sentir que podemos estar en cualquier lugar del mundo pero a su vez en ninguno relevante. Sin embargo creo que aunque existan espacios como los «boulevards» que supuestamente nos impiden de acceder a una identidad, no creo que debamos subyugarnos a depender de un lugar así y dejar que nos condicione a interactuar de una cierta forma. Hasta en la ciudad más moderna del mundo siempre va a haber algún lugar al que podamos recurrir para encontrar un espacio que nos acomode. Y no estoy de acuerdo en que nos hemos olvidado de nuestra cordillera, ya que con una simple vista ya nos sentimos pequeños en comparación con la naturaleza; nos hace darnos cuenta que pueden pasar miles de tipos de ciudades por una zona pero que eventualmente lo único que queda es esta maravilla de la naturaleza.

    Tomás Mosqueira.


  3. a mi me gustó harto tu entrada, me identifiqué con la primera parte pq hace poco había pensado en eso, pero más que en lo que era para nosotros estar de paso por la u lo que significaba para la gente de la comuna que 5 o 6 días a la semana, entre ciertos horarios, una comuna en la que vive gente mucho más humilde que nosotros se viera «invadida» por estudiantes puc con sus autos, ropa, modo de hablar, etc. Sé que se va del tema que tú propones pero tenía ganas de decirlo.
    Lo otro es que a medida que fui leyendo me puse a pensar en la erradicación de las tomas, cuando desarman las comunidades de la gente y la reubican en sectores que casi siempre son periféricos, sin identidad, alejados de los consultorios, colegios y de la locomoción. Esos tb creo que son (por lo menos en un principio)»no lugares» pero más brígidos porque la gente realmente vive ahí y no sólo está de paso como en los centros comerciales, los aeropuertos, el metro o las carreteras.
    R.


  4. La Magda Sepúlveda, la profe, tenía una teoría sobre esa rampla/pasillo/stairway to heaven que está en la entrada de sj para unir al metro. Ella decía, si mal no recuerdo, que esta escalera era una metáfora para decir que los chicos puc nunca tocaban la realidad, no bajaban a la calle, no salían de la burbuja, en fin, no se mezclaban con el «pueblo».
    No sé si aporto mucho con esto, pero esto lo escuche como un año de la profe, y encuentro que es una muy buena manera de mirarlo.


  5. Creo que los únicos lugares donde realmente existe un vínculo entre nosotros y el lugar es en nuestra casa. Tal vez no nos guste estar allí, tal vez sí; como quiera que sea hay ahí una identidad latente siempre, ya sea dada por que nos ofrece seguridad, o bien porque en ellas podemos desarrollar nuestras necesidades vitales.
    Esto creo que impregna de nuestra esencia algún lugar: el hacer en él un proceso que involucre vida, o más bien, que sea indispensable para nuestra vida. Es por ello que no nos reconocemos como parte importante de la universidad, porque no es esencialmente necesario (como requisito vital) el estudiar.

    Saludos.
    Erwin.-



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